Este es el resultado de las devastadoras lluvias torrenciales que recientemente azotrona los campamentos de refugiados sahrauis. Como dice el refrán, una imagen vale más que mil palabras y esta es la imagen de la desolación, la angustia y la desperación. Si antes de las lluvias las condiciones ya eran ínfimas, tras el paso de éstas sólo quedan restos de las casas derribadas y cientos de familias sin techo. Despertarse con este deolasdor panorama no invita más que al llanto y la tristeza. Lo que costó toda una vida de esfuerzo la naturaleza lo arrasó en unas horas.La reconstrucción de la vida en los campamentos depende de la colaboración de todos ustedes. Resalta a primera vista que el país no dispone de alimentos, y ahora mucho menos. Las ayudas internacionales son ya prácticamente inexistentes y el pueblo saharaui sobrevive con unas reservas que rozan el caudal mínimo. Por ello, el recomponerse a éstas lluvias sin las colaboraciones externas resulta una misión imposible





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